No es por parecer catastrofista pero es un hecho
indiscutible que nuestro país no está atravesando una época muy buena. Esta
situación también se traslada inevitablemente al ámbito de la educación. Por
consiguiente es inevitable el “aire pesimista” que los estudiantes
universitarios respiran últimamente, ya que no encuentran salida a todo los
estudios y formación, que poseen (que no es poca). Viéndose obligados en muchos
casos a abandonar su país natal en busca de nuevas oportunidades que le
permitan integrarse como elementos activos de la sociedad.
Es imprescindible que un alumno universitario esté motivado
e incentivado que tenga la vista puesta en el cambio y en el progreso que lleve
a la mejora de la situación.
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